Friday, May 05, 2006

Para leer

En estos días conoci la obra de dos escritoras diametralmente distintas. Más que de sus novelas me fije en los cuentos, obviamente mucho más manejables.
Angelina Muñiz Huberman es una académica mexicana de origen hispano-judio que escribe remitiéndose a sus raíces culturales y produciendo refinados juegos intertextuales. Borges, los clásicos griegos, el siglo de Oro español, las Sagradas Escrituras se convierten en puntales de su literatura. Ahora bien, no sé en que medida criticar el hecho de que después del goce de la lectura, se me antojaba tomar los textos cuyos guiños reconocia y releerlos. En cambio, para un lector sin tantas referencias literarias -uy si, cómo si no fuera abogado su servidor- los cuentos resultan deslumbrantes. Muy buena. De ella hay como una docena de libros. Al parecer lo mejor de ella es su novela y según los que saben Areusa en el concierto que, creo, esta en Alfaguara y me recomendaron ampliamente.

Sin embargo, a mi me gusta más otro tipo de cuentistas.
¿Cuales?
Aquellas que al escribir no dan su árbol genealógico literario, donde las influencias e influjos han sido previamente absorbidos por el estilo personal y las refereencias literarias no resultan tan evidentes. Tambien me gusta que el entramado referencial, aquel que se apoya en lo exterior al texto, se encuentre perfectamente incorporado a la trama del cuento, reformulado, obedeciendo el sentido del texto. Por todo esto, me siento más cercano a los cuentos de Beatriz Espejo.
Su libro Cuentos escogidos fue publicado por el Fondo de Cultura Económica. Sus personajes mejor logrados son femeninos y todas sus historias son resultado de un profundo trabajo a nivel del lenguaje. Ni modo, este libro si tienen que leerlo.
Luego me extenderé respecto a este libro estimulante.