Tuesday, December 31, 2013

Fin de año

Un año más. En principio, Viajero en Mathurai sirvió para darle seguimiento a los eventos y preocupaciones que me asaltaban. Procuraba ser una ventana personal al devenir de los hechos y a la vivencia del viaje. En algún momento, un cierto sesgo sedentario, precipitado porque la vida en los años recientes no fue lo que solía ser y menos lo que se había esperado, hizo cada vez menos frecuente el viaje y quizá la sorpresa. De repente, me encontraba más preocupado por finiquitar compromisos burocráticos que en narrar ese día, esa naturaleza tan profundamente cambiante del día que era lo que pretendía capturar con mis apuntes cada vez más esporádicos.
Creo, sin embargo, que el año que termina no es un año más. O sí, es un año más en un largo proceso de transformación que ha mostrado el rostro menos amable de mi país y lo ha dejado con las certezas y los hábitos completamente dislocados. 

Sin pretender hacer eco del coro de los lamentos que suele encontrarse en twitter, creo que este año fue definitorio por el cierre del ciclo de las reformas neoliberales alguna vez acariciadas por el llamado "grupo compacto" de Carlos Salinas de Gortari. Ese ciclo de reformas ha finalizado y con él la posibilidad de su reversión por la izquierda escindida del partido oficial en aquel lejano 1987. Estos hechos abren nuevas posibilidades, todas las cuales pasan por un tremendo trabajo de análisis y reformulación de diagnósticos y propuestas.
Si bien, pertenezco a una generación que ha sido ejercito electoralista para esa izquierda, no sólo refrendando el voto en cada elección federal sino incluso movilizándonos más allá del mero compromiso formal de su emisión, desde hace años se hace patente  una necesidad de renovación que el mismo "equilibrio catastrófico"del país hacia distante. Es obvio que esta renovación no pasa por la asimilación que los voceros del statu quo señalan como único camino para una tradición que se reinventa precisamente buscando superar lo existente. Más bien, sería recuperar esa capacidad crítica e innovadora el punto por el que pasaría esa transformación.
En términos prácticos, lo que antes creí (mos) y lo que antes hi(cimos)ce no resulto suficiente, no satisfizo las expectativas ni abrió en primer término nuevos derroteros. Dejó, eso sí, muchas experiencias y aprendizajes que necesariamente marcan el quehacer cotidiano de mi generación.
El escenario ha cambiado de una manera tal que todavía no se vislumbran totalmente sus alcances, pero de que la vieja voluntad de superar el orden heredado y, por otro lado, conocer un mundo que no puede ser simple y que sólo conociendo al otro se revela, siguen ahí, no me cabe la menor duda.
Me despido. Feliz 2014.

Wednesday, October 02, 2013

Dos de octubre

Cuarenta y cinco años de la matanza de Tlatelolco

El día de hoy se conmemoró un aniversario más de la matanza realizada por fuerzas gubernamentales en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. A diferencia de años anteriores, por lo menos en Puebla el evento tuvo un carácter más político cultural que estrictamente político.

Así se dispuso de fotografías impresas en lonas de gran formato en los patios de la Facultad de Filosofía y Letras mostrando momentos emblemáticos del movimiento y la posterior represión. Las mismas fueron colocadas aparentemente por un colectivo estudiantil. Durante la mañana un contingente de estudiantes estuvo preparándose para realizar la marcha que marcaría el carácter político de la conmemoración, en tanto que otros prefirieron asistir al evento que, más tarde en el Parque Juárez, se llevaría a cabo con la participación de la escritora Elena Poniatowska.
Mientras los eventos político-culturales se llevaban a cabo en distintos puntos de la ciudad, las actividades académicas continuaron sin ninguna pausa ni sobresalto. Sería hasta la tarde, cuándo, a través de las redes sociales me enteraría de los choques que se suscitarían en la marcha de la Ciudad de México y los eventos de provocación y posterior represión que tendrían lugar.
La conmemoración y la manera en que las autoridades y el estudiantado así como otros actores sociales que suelen acompañar estos eventos reaccionaron al mismo, me hicieron preguntarme hasta que punto la politización del estudiantado responde a las pautas que en su momento llegaron a ser características de este tipo de conmemoraciones.
En principio me parece evidente la voluntad de las nuevas generaciones de apropiarse de este lenguaje simbólico pero, en paralelo, formular otros que sólo ellos están en posibilidad de descifrar y compartir, por lo menos en estos momentos. Si bien, no todos se sumaron a la marcha, era evidente una voluntad por estar enterados y una cierta lejanía crítica de las manifestaciones más organizadas de la conmemoración. Las pantallas de computadoras y celulares no dejaban de ser fuentes de información y. a la expectativa siempre fallida de una mayor organización, correspondía una renovada capacidad de convocatoria que no se avenía a cumplir con formalidades. El interés en los más jóvenes no se encontraba tanto en conmemorar una vez más un evento que en buena medida conocían, sino más bien en un creciente rechazo a políticas que los afectan de manera concreta pero frente a las cuales no están demasiado dispuestos a ofrecer cheques en blanco a las fuerzas que buscan convocarlos.
Más que la consigna o el grito, me pareció que la jornada estuvo marcada por una silenciosa reflexión, un pensar sobre el acontecer político que se resiste a quedar reducido en una práctica ritual y en las pautas reconocibles de la izquierda universitaria. Al grito identitario de ¡Dos de octubre no se olvida, es de lucha combativa! más que el puño en alto siguió una reflexión silenciosa, la búsqueda de claves para construir una interpretación propia que de momento no tiene una expresión dentro de las pautas tradicionales.
Está lejanía reflexiva pero enterada, parece tener más que ver con la consciencia de la dificultad que entraña una oposición abierta al aparato de estado - apenas el sábado pasado, los maestros disidentes enfrentaron un muro de granaderos- que a la apatía.
Lo que sí resulta evidente, es la distancia entre los eventos conmemoradas y parte de la juventud actual. ¿Son apolíticos? No necesariamente. Más bien parecen a la expectativa: herederos dobles de un imaginario político de oposición y de un régimen autoritario en funciones, esperan de las distintas militancias un discurso que los interpele y los incluya de manera activa. No dudo que haya quienes se sintieron llamados por la convocatoria a marchar, pero entre quienes prefirieron tomar clase se encuentra una mayoría que no necesariamente es apática. Simplemente, valora las hipótesis bajo las cuales ellos podrían sumarse a la movilización o rechazarla. Es en está expectativa donde están las mayores posibilidades de desarrollo de su propia identidad y actividad política, por ahora en plena elaboración vivencial y, ¿por qué no? teórica.



Friday, August 09, 2013

Aforismos de bajo presupuesto

¿Leer es evasión? Sí. Pero luego de la lectura se ven más nítidamente los contornos de la realidad. 

La frustración es un componente necesario del consumismo. Nunca alcanza para todo. Y si alcanza, no hay tiempo. 

Uno deambula con cierta memoria a cuestas. Despierta cada mañana porque recuerda vagamente quién es.

 Usar en demasía el lenguaje produce vacuidad. 

El humor es evanescente. Cuesta reírse de uno mismo. Excepto si te imaginas desnudo. Entonces también se puede hablar en público. Nunca imagines que el público te ve desnudo.

 Lo malo de la seriedad es que está asociada a las afecciones mentales.

 Escribir es hacerse disección. Luego uno dice que disecciona su sociedad. Todo termina como en una caricatura médica de Fontanarrosa. 

El mejor juego fue solo en la infancia. Te creías gato.

 Toda idea se vuelve obsoleta justo después de afinarla.

 La última vez que supe del estado de bienestar, se estaba ahogando en una poza de brea. 

Tiene toda la simpatía de un cuadro de Juan de Valdés Leal.

 Usar la palabra atraso es disimular la palabra explotación.

 No somos importantes. No ganaremos premios. No desfilaremos en la pasarela. 

La alta costura y el mundo académico se caracterizan por las mismas gesticulaciones.

 De repente uno se tropieza a medio desfile y es el desfile. 

Humboldt nunca pensó que lo más simpático que podría ocurrirle sería su pingüino. 

Los más sólidos principios del hombre están grabados como en bronce en su conciencia. Por eso tanta figura pública tiene nada más el espacio en blanco donde estaba la placa antes de que sus socios de coalición la desmontaran para fundirla.

 Escribir es tantra con letras.

 Leer es besar. Besar es leer. Deja está pantalla y busca un cuerpo.

Monday, July 15, 2013

El acto de escribir.

Comencé este texto con un deseo vehemente de recuperar una práctica escrituraria que ya no es la de antes. Posteriormente, intenté una crítica a las instituciones que realmente sonaba demasiado ingenua a estas alturas del partido.
Quedé entonces con la posibilidad, por lo menos, de explorar nuevas fuentes o tamaños de letras, intentar romper en el plano formal la consciencia de un achatamiento que va más allá.
Ahora estoy contento con mí texto, si bien ya dejé atrás la mención a Montaigne o a Picón Salas.
No, no renuncio a escribir sobre ellos. Ni siquiera renuncio a la magnánima libertad de escribir de lo que se me antoje.
Simplemente decidí celebrar esos momentos en que lo que se debe de decir, resulta demasiado amplio o demasiado difuso para decirse en un blog, se pospone para mejores espacios, otras experiencias formales dónde se esperaría poder liberar el potencial de la palabra.
Quizá al final resulte una esperanza vana. Un irse y no regresar.
Sin embargo, el mero hecho de celebrar el escribir sin nadie que lo pida y sin criterio de éxito formal o material en relación con lo que se escribe, me parece poderoso.
Es el acto de escribir, gratuito como el de amar.

Friday, April 12, 2013

Abril violáceo

Es abril. Un calor asfixiante. Las jacarandas siguen derramando flores violáceas sobre el suelo candente. He tenido largas noches de insomnio y días que parecen el encuentro de piezas de distintos rompecabezas. En paralelo, estoy escribiendo. Para mi es un ejercicio que le da solidez a la realidad. Los noticieros, la charla despreocupada, las versiones musitadas sin atención le restan solidez a lo real. Después de la tv ni siquiera las baladronadas de Kim Jon Ung y la lenta agonía de Siria me parecen reales. Por supuesto que lo son. Pero no en la pantalla, no en el murmullo, no en la decisión fácil de tomar partido. Es gente real - un amigo sirio comparte fotos de su patio en la red- gente quizá más parecida a nuestros vecinos que los artistas de espectáculos. ¿Cómo darles un lugar en lo cotidiano si ni a los vecinos más próximos se lo doy?
Y no, mi camino no es el activismo. Apenas hoy comienzo a poder escribir, a perfilar algunas preocupaciones. Escribo con el sudor en el rostro. Pensando en imágenes que me conmovieron. No de Siria , sino de la gente común, de las pocas cosas que he podido entrever en días de reflexión. No, la realidad no pierde sentido en medio del barullo. Es mi sentido de humanidad, de presencia en la tierra el que se tambalea. Tan gratuitos que somos los hombres para algunos, pese a que todos somos únicos e irrepetibles.