Sunday, April 09, 2006

Pausa y continuamos.

A veces me siento como si me hubiera arrasado un temporal. Un árbol tendido sobre la costa. Sí, a la mayoría le parezco demasiado emocional. Como que el sabor a barro en la boca y el espíritu macerado son cosa de todos los días.
Pero está bien. No tarda en pasar. Ya lo he visto. Lo mismo que con el temporal. Llega el tifón o el huracán y al día siguiente, en medio de la desolación, alguien empieza a limpiar una cesta o a acariciar al perro.

¿En serio siento tristeza? Es como estar desnudo, o quizá más bien tendido, el cuerpo sin fuerza, sin alma pero no muerto. Estos son tus ojos que no has cuidado, fíjate como tus abusos han pronunciado la curva del abdomen, ¿de veras le apuestas a esa rodilla con la que paraste un golpe? Luego de un rato – en el que igual, entre tus vísceras miras tu historia, tus miedos y las manchas del uso- empiezas a sentir simpatía por ti mismo.

En algún lugar, Hemingway decía que la vida esta llena de cosas jodidamente buenas. Hemingway es de momento mi bastón para caminar, pero ya me hace gracia recorrer caminos.

Si. Todo va bien.

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