Monday, March 27, 2006

Una llamada

Anoche alguién que me quiere me habló por teléfono. Quería leerme el prólogo que hace Ray Bradbury a una de sus obras.
No referiré aquí ni la obra ni su contenido. Más bien la alegría de que alguién más tenga fe en lo que uno hace. Mientras leía, tomaba nota del sentido de lo que me leía, pero tambien del tono de su voz y del entramado de circunstancias, eventos y situaciones que hacían posible esa comunión.
Era de noche -muy noche- no había luna y tenía la luz apagada. Por la cortina veía un cielo abierto azuloso y nubes rojizas. Cerraba los ojos y no escuchaba autómoviles como casi siempre. Su lectura no era una lectura monótona o escolar. Le daba el énfasis y las pausas necesarias, pero también se notaba que deseaba compartirme ese texto, como si de ello dependiera mi futuro. Hasta aquí. Guardo silencio. Escucho el eco de tu voz, lectora máxima.
Gracias.

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